jueves, 21 de noviembre de 2013

Abuso sexual infantil: prevención, denuncia y apoyo emocional


La violencia sexual contra los menores de edad es un lamentable fenómeno que no cede. Según cifras del Instituto Colombiano de Bienestar (Icbf), de enero a septiembre del 2013 se registraron en todo el país 5.450 casos de abuso sexual contra menores de edad. En el Huila fueron denunciados en ese mismo periodo de tiempo 187 casos que afectaron a niños, niñas y adolescentes. De éstos, 181 corresponden a violencia sexual, uno a pornografía, tres a trata con fines sexuales y dos a prostitución. Durante todo el año 2012, los casos denunciados en el departamento fueron 281.

Para el experto Leonardo Alberto Rodríguez Celis, psicólogo clínico forense, la más efectiva prevención contra el abuso sexual infantil es el afecto. “Si existe cariño sincero de los padres y de la familia hacia los niños, ellos son personas que nacen, crecen y se desarrollan con bases seguras. Según mi experiencia, la mayoría de los niños víctimas de abuso sexual son carentes de afecto, maltratados física o psicológicamente, abandonados o con episodios de negligencia”, manifestó el profesional.

Para el especialista, cuando a los niños vulnerados un adulto se les acerca con expresiones de afecto, se convierten en presas más fáciles de la agresión. “Por eso es fundamental cuidar a los niños y darles mucho amor fraterno, es la herramienta de prevención más importante contra el abuso. Un niño no es vulnerable al abuso sexual cuando recibe y da cariño. ¿Por qué? Porque son niños que se resisten al abuso, no se dejan tocar o confundir entre las caricias buenas y malas”, explicó el profesional.
¡Alertas!

Rodríguez Celis aseguró que en su experiencia como psicólogo forense ha identificado factores que propician el abuso sexual infantil. “Entre estos tenemos los niños que se quedan solos en casa, que regresan del colegio sin compañía o que los padres trabajan todo el tiempo. En estas ocasiones los perpetradores aprovechan las necesidades afectivas de los niños y empiezan a darles regalos. La carencia de afecto los hace vulnerables al abuso”, manifestó.

“También es muy importante que los padres de familia no se responsabilicen por la sexualidad de otros. Es decir, hay personas que se presentan como absolutamente buenas o normales, pero les hacen daño a los niños. ¿Qué hacer? Hay normas elementales. Por ejemplo, en casa el niño tiene que dormir solo. Nunca con un adulto. Así sea el tío, el primo o un amigo de la familia”, reiteró.

“A los niños hay que respetarles su cuerpo y enseñarles desde los 4 años de edad que solamente él o ella pueden conocer o tocar sus partes íntimas, y que no es adecuado conocer el cuerpo de otras personas. Por eso es tan importante que nunca se confíe en la sexualidad de otros”, explicó el profesional.

“Hay personas muy educadas como médicos, abogados, pediatras, psicólogos, muchos profesionales e incluso sacerdotes que han tenido problemas con posibles casos de abuso sexual infantil. Hay que enseñarles a los niños qué es el pene y a las niñas qué es la vagina, cuáles son las zonas erógenas y que nadie las puede tocar”, señaló Rodríguez.


Señales de alarma


Para el especialista, entre las señales de alarma más usuales en los casos en los que se presenta abuso sexual infantil se encuentra en primer lugar los secretos entre los niños y los adultos o actitudes clandestinas, como esconderse juntos. En segundo, las actitudes claramente sexuadas de algunos menores, como que se froten los genitales con un adulto buscando satisfacción.

Entre otros signos están las frases de un lenguaje de adultos que no corresponde a la edad de un niño y cambios bruscos en el comportamiento. “Empiezan a dormir mal, a bajar su rendimiento académico, a tener problemas de control de impulso o tristeza, con constantes episodios de ansiedad en la casa y en el colegio. Los niños violentados sexualmente también buscan a otros niños para buscar estimulación. Frente a esto hay que entender que todo ser humano tiene su sexualidad desde que nace y esa es aprovechada por el adulto para beneficiarse”, reiteró el profesional.


El silencio


El psicólogo forense explicó además, que por lo general, cuando un niño es abusado sexualmente guarda silencio frente a la agresión, porque siempre el victimario lo amenaza. “El menor cree que le hará daño a él o a su familia si revela lo que ocurrió o está ocurriendo. Eso lo hace entrar en un estado de terror constante”, manifestó el especialista.

"Además, cuando el niño ha sido víctima de constantes abusos, empieza a sentirse culpable porque en muchas ocasiones, por aspectos fisiológicos, su cuerpo siente placer. En ese momento entra en un gran conflicto emocional. Por un lado es víctima del maltrato y de la agresión, pero por otro lado su cuerpo siente satisfacción. Por eso, en muchos casos los niños abusados buscan al agresor y entran en un ciclo nocivo de estimulación”, señaló.


Heridas y secuelas

Leonardo Alberto Rodríguez Celis afirmó que hay tratamientos psicológicos efectivos para sanar las heridas y secuelas que deja una agresión sexual infantil. “Los niños tienen el potencial para asumir, elaborar y ajustar sus vidas luego de un episodio de abusos. En los casos que son suficientemente impactantes porque existe acceso carnal, heridas o traumatismos, la recuperación emocional de un niño es un proceso más lento, pero es posible hacer un buen trabajo mental”, explicó.


Legislación frente al abuso sexual

En los últimos años, con la aplicación de la Ley de Infancia y Adolescencia, se registra un alto número de denuncias de abuso sexual infantil. Al respecto, la Ley 1098 del 2006 castiga severamente los delitos sexuales en la infancia, constituyéndose en uno de los crímenes más graves que existen en el país, por encima del homicidio, el secuestro o la desaparición forzada. En estos aspectos la ley no da ningún tipo de beneficio al agresor. Incluso, en la mayoría de los procesos legales, los sindicados tienen medidas de aseguramiento en las cárceles hasta que determinan la culpabilidad o no en el delito.


Las falsas denuncias

Aunque hay muchos casos reales de abuso sexual infantil, también se presentan falsas denuncias. Estas generalmente son interpuestas por las mamás o familiares de los niños, que buscan vengarse de una persona en particular como el tío, el padre, el maestro o el abuelo del menor; y entrenan a los pequeños para que declaren falsamente y prosperen estas acusaciones. Por eso es tan importante la rigurosidad de los psicólogos forenses. Es en este momento en que los profesionales establecen si hay credibilidad en el testimonio, secuelas psicológicas, daños morales y el tratamiento respectivo para los menores.


Recomendaciones especiales

En casa: acompañar y cuidar a los niños. No permitir que ningún adulto duerma con él o se le acerque demasiado. La mayoría de los casos de abuso se registran por personas cercanas como el papá, el padrastro, un tío o el abuelo. Estar atentos a cualquier cambio en el comportamiento de los niños y sospechar de estas señales.


Enseñarles a cuidar su cuerpo.


En el colegio: desarrollar el Proyecto Nacional de Educación Sexual para fortalecer la prevención del abuso, la importancia del afecto y el respeto en la relación de pareja, normas, valores y creencias. La sexualidad es algo hermoso de todo ser humano, por eso es importante saberlo enseñar y conducir, por eso la escuela cumple un papel fundamental.

En la justicia: sensibilización de jueces, fiscales y defensores de niños, que permita agilizar los procesos legales y se actúe inmediatamente en la protección de sus derechos.

En los medios de comunicación: desarrollar con el suficiente rigor los temas de abuso sexual, más allá del impacto de la noticia. Conocer a profundidad el tema de los delitos sexuales, asesorarse con profesionales idóneos para manejar el tema con precisión, sin afectar a las víctimas o los presuntos abusadores, que en muchos casos son personas inocentes.


Trayectoria del especialista

Leonardo Alberto Rodríguez Celis, psicólogo de la Pontificia Universidad Javeriana, máster en Psicología Clínica, Legal y Forense de la Universidad Compútense de Madrid, doctor en Criminología de la Universidad de Castilla de la Mancha en España, magíster en Docencia Universitaria y escritor de múltiples publicaciones sobre evaluación médica forense en casos de abuso sexual infantil.

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