sábado, 15 de junio de 2013

Estadísticas de Colombia


Aumentan casos de abuso sexual en Bogotá

En 2012 la Asociación Creemos en ti atendió 2.358 casos de abuso sexual infantil, cifra superior a la registrada en 2011 (2.002 registros).

Existe una realidad paralela en la ciudad: cada mes llegan en promedio 195 niños y niñas víctimas de abuso sexual a la Asociación Creemos en ti, responsable de recoger todos los casos de abuso en Bogotá y Cundinamarca. Desde muy temprano, 35 psicólogos asumen la tarea de entrevistar a víctimas y victimarios que habitan en las 20 localidades de la ciudad. Cada mes realizan mínimo 5.000 sesiones.

El número de denuncias por abuso sexual ha ido en aumento progresivamente: en 2011 la entidad registró 2.002 casos y en 2012, 2.358. A corte de junio de 2013 la Asociación ha recogido 1.184 casos de abuso sexual, una cifra mayor a las de 2012 y 2011 en el mismo período; el año pasado se registraron 1.105 abusos y en 2011, 1.067.

Desde 1998, la Asociación Creemos en ti (contratada por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) es la única entidad que busca rehabilitar a los victimarios y a los niños que han sido abusados. En lo que se refiere a 2012, el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses registró 3.326 casos de violencia sexual infantil en Bogotá, lo que quiere decir que no todas las víctimas fueron atendidas. El panorama es más preocupante si se tiene en cuenta que, según la Fiscalía, el 70% de los casos no son denunciados.

Por lo menos en el estudio de Creemos en ti se puede llegar a la conclusión de que la mayoría de niños abusados están en el rango de 7 a 11 años: 781 en 2012 y 627 en 2011.

En 2012, sin embargo, se presentaron 530 casos de abuso sexual en niños y niñas de 0 a 6 años, una cifra no muy lejana a la de 2011 en el mismo rango de edad (521 registros). Una hipótesis en torno a este factor de edad puede ser que “el agresor piensa que es mejor una niña menor de 12 años porque puede tener menor probabilidad de quedar embarazada. Además, es una edad en donde es más influenciable”, señala Diana Sánchez, coordinadora de atención a víctimas.

Examinando los datos, es evidente que el abuso sexual trae consigo múltiples efectos colaterales para las víctimas. De los 2.358 casos registrados en 2012, 161 estaban relacionados con abandono, 232 con maltrato físico, 140 con problemas de comportamiento, 37 con explotación sexual y 26 con conflicto armado.

Los traumas por abuso sexual han hecho eco en Ciudad Bolívar y Suba, las dos localidades que registran más casos. En 2012, por ejemplo, Ciudad Bolívar reportó 311 casos y Suba, 248. Otras localidades en donde se encontraron cifras elevadas, en relación con el abuso sexual, son Kennedy (215 registros), San Cristóbal (205), Engativá (177), Usme (191) y Usaquén (101). En lo que va de 2013 Kennedy es la localidad que ha reportado más abusos, con 28. En Ciudad Bolívar se han registrado 22 y en Suba, 13.

Un dato que llama la atención en las estadísticas presentadas por la Asociación es que, de lo que se recopiló en 2012, 954 familias de las 2.358 viven de un salario mínimo. De hecho, 331 familias afectadas reciben menos de dos salarios mínimos como ingresos mensualmente. “Ningún niño tiene que pagar por la cita. El cupo lo cubre el ICBF. Muchas veces llegan niños sin comer o sin desayunar. Nosotros les damos refrigerio y almuerzo, y cuando lo necesitan, transporte”, explica Patricia Vargas, coordinadora administrativa. Vale la pena decir que 324 de los niños que llegaron a la entidad en 2012 ninguno cuenta con apoyo familiar.

Aunque no se puede establecer una causa determinante en todos los casos de abuso sexual, Diana Sánchez explica que generalmente el abusador es alguien conocido, “ya sea el padrastro, el papá, el tío o el abuelo. Son familias que están desestructuradas. Entonces, por ejemplo, una madre que no puede estar con la niña le delega al hermano mayor el rol de crianza y este poder facilita la situación”.

En la Asociación tienen dos programas: para las víctimas y para los ofensores (que son alrededor del 15% que ingresan). La idea de tratar a los jóvenes consiste en garantizar la no repetición del hecho y que comprendan las consecuencias y los factores de riesgo de esa conducta. El tratamiento por lo general dura seis meses y el nivel de reincidencia no supera el 2%. “Como institución tenemos una serie de estrategia para que el niño continúe en el tratamiento: llamamos, hacemos visitas domiciliarias y les ayudamos con el transporte”, explica Sánchez.

Además de recibir los casos de Cundinamarca, en los últimos meses han llegado niños indígenas pertenecientes a la comunidad embera que habita (en la mayoría de los casos en situación de desplazamiento) en Bogotá. “No ha sido nada fácil, porque es otro tipo de estimulación, otros tipos de creencias. En algunas comunidades indígenas no existe el concepto intimidad. A nivel terapéutico es difícil, porque la capacidad comunicativa es muy limitada”, asegura Diana Sánchez.

Desde el Distrito se está intentado prevenir estos casos con los centros de ciudadanía infantil Acunar, para niños de 0 a 3 años. La meta del alcalde es cubrir 270 mil cupos en toda la ciudad.

Santiago Valenzuela | elespectador.com

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